La vida es cambio, nuestras circunstancias cambian y con ellas, nosotras cambiamos. De la misma manera que quienes somos hoy, resultado de nuestra historia de vida, influye en nuestras experiencias presentes, nuestras experiencias influyen en las personas que somos.
Por eso el autoconocimiento es una herramienta para toda la vida, porque no llega un punto en el que puedas decir “me conozco totalmente”, porque la vida te va a seguir sorprendiendo… y cambiando.
Es importante que quede claro que el autoconocimiento no es una herramienta para etiquetarse, es una herramienta para crecer y evolucionar. Los “yo soy así” únicamente sirven para generar limitaciones.
Como profesional de la psicología soy más partidaria de decirme a mí misma que tengo una tendencia. Por ejemplo, puedo tener la tendencia de no decir lo que realmente pienso u opino queriendo hacerlo. Cuando soy consciente de esta tendencia, sin etiquetarme, puedo trabajar en ella, y llegará un punto en que la tendencia desaparecerá.
Como dice Borja Vilaseca en su libro “Encantado de conocerme”, tenemos diferentes estados de consciencia clasificados por niveles:
El primero es el “inconsciente”. No reconocemos esa parte de nosotras mismas que puede doler, por lo que preferimos culpar a otros o ser víctimas.
El segundo es la “consciencia de la inconsciencia”. Un acto de humildad en el que somos capaces de reconocer esa parte de nosotras que nos duele. Empezamos a cuestionarnos a nosotras mismas.
El tercer nivel es la “consciencia”. Asumimos responsabilidad y actuamos de manera pro-activa para alcanzar un mayor bienestar. Sabemos hacia dónde queremos dirigir nuestra vida.
El cuarto nivel es la “consciencia de la conciencia”. Un nivel en el que el observador y lo observado no son lo mismo. Puedo reconocer que no soy mis pensamientos, no soy mis emociones, no soy los roles que desempeño en el día a día, soy mucho más. Ya no me identifico.
Cuanto más te conozcas más podrás trabajar en ti, y cuanto más trabájales en tu crecimiento y desarrollo, más feliz serás.
Ahora te estarás preguntando… ¿Cómo empiezo a conocerme mejor?
Pues bien, no hay mejor herramienta que las preguntas bien formuladas. Quiero resaltar lo de BIEN FORMULADAS, preguntarte el “¿Por qué?” No te servirá de nada. Hazte preguntas que te lleven a buenas respuestas. Antes de empezar… recuerda que lo más probable es que encuentres cosas que no te gusten de ti, pero realmente a quien no le gustan esas cosas es a tu ego, él es el que no quiere mirar. Por eso es importante saber que esa tendencia viene del ego y auto-conocerse desde el amor y la comprensión, es decir, suelta todos los juicios que puedan venir hacia tu persona en este proceso.
¿Qué preguntas puedes hacerte?
¿Cómo estoy de satisfecha en mi vida personal, laboral y relacional? (Evalúa cada área de 0 a 10)
¿Qué quiero realmente en este área de mi vida?
¿Qué depende de mí que no me está acercando al 10?
¿Qué puedo reconocer de la forma en que he estado pensando/sintiendo acerca de ese aspecto?
Lo ideal es que concretes lo máximo posible, por ejemplo en vida personal puedes encontrar: autocuidado, ocio, tiempo libre, intereses, etc. en vida relacional: pareja, amigos, familia, compañeros de trabajo, etc. y en vida laboral: propósito, relaciones laborales, objetivos, ambiciones.
Con el simple hecho de reconocer lo que te limita ya puedes empezar a generar un cambio.
¡Ahora a poner acción!
Espero que te sirva,
Raquel
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